Quien escribe

regula

ahogándose 

en las monedas

del decir 

y de la vida

Alejandra Jiménez

Existen en Bogotá animales que vienen a roer las palabras como si fueran alimento para mañana, vientos sigilosos como la caída de un pájaro, andenes suaves para la noche. Las cosas se han roto y este libro viene para observarlas. Extiende susurros dislocados en estado de memoria, de gracia, con o sin cuerpo. Defiende la delicadeza como los recién enamorados. No hay lluvia que escurra e impida a estos poemas vivir en nuestra piel, desbordar el propio libro, vestirse en nuestros cuerpos, salir a deambular por los bordes de las vías. Sus palabras pueden ser la brisa o el parásito. Bogotá es un pálpito y hay voces singulares que se dejan rodar por las montañas.

Cristina Juliana Abril

Aunque las migas sean amargas - Varios autores

$52.000
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Existen en Bogotá animales que vienen a roer las palabras como si fueran alimento para mañana, vientos sigilosos como la caída de un pájaro, andenes suaves para la noche. Las cosas se han roto y este libro viene para observarlas. Extiende susurros dislocados en estado de memoria, de gracia, con o sin cuerpo. Defiende la delicadeza como los recién enamorados. No hay lluvia que escurra e impida a estos poemas vivir en nuestra piel, desbordar el propio libro, vestirse en nuestros cuerpos, salir a deambular por los bordes de las vías. Sus palabras pueden ser la brisa o el parásito. Bogotá es un pálpito y hay voces singulares que se dejan rodar por las montañas.

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